Para muchas personas, esto es lo que significa tener el Trastorno Hiperactivo de Déficit de Atención (Attention Deficit Hyperactivity Disorder) o ADHD. Quizás no pueden sentarse quietos, planificar de antemano, terminar tareas o estar plenamente conscientes de lo que está ocurriendo a su alrededor. Para sus familias, compañeros de clase o colegas pueden parecer existir en un remolino de actividad desorganizada o desenfrenada. De repente - en algunos días y en algunas situaciones - pueden parecer estar bien, llevando a los demás a pensar que la persona con ADHD en realidad puede controlar estos comportamientos. Como resultado de esto, el trastorno puede arruinar las relaciones de la persona con los demás, así como perturbar su vida diaria, consumir energía y disminuir su amor propio.
ADHD, antes llamado hipercinesia o disfunción cerebral mínima, es uno de los trastornos mentales más comunes entre niños. Afecta entre el 3 y el 5 por ciento de todos los niños, quizás tanto como 2 millones de niños estaunidenses. Los varones se ven afectados dos o tres veces más que las niñas. Como promedio, al menos un niño de cada aula en los Estados Unidos necesita ayuda para el trastorno. El ADHD a menudo sigue a través de la adolescencia y de la edad adulta y puede causar una vida de sueños frustrados y dolor emocional.
Pero hay ayuda y esperanza. En la última década, los científicos han aprendido mucho acerca de la trama del trastorno y ahora pueden identificar y tratar a niños, adolescentes y adultos que lo tienen. Existen ya una variedad de medicamentos, terapias para cambiar el comportamiento, y opciones educacionales para ayudar a personas con ADHD a concentrar su atención, a aumentar su autoestima, y a funcionar de maneras nuevas.
Entendiendo el Problema
Marcos
Marcos, de 14 años, tiene más energía que la mayoría de varones de su edad. Pero eso sí, siempre ha sido demasiado activo. A los 3 años, ya era un tornado humano, precipitándose por todas partes y desbaratando todo en su camino. En la casa, se lanzaba de una actividad a otra, dejando un sendero de juguetes detrás. En las comidas, volteaba platos y hablaba sin parar. Era imprudente e impulsivo, corriendo a la calle cuando venían carros, sin ninguna importancia de cuántas veces su madre le había explicado el peligro y sin importancia de cuantas veces su madre lo había regañado. En el campo de recreo, no parecía ser más salvaje que los demás niños. Pero su tendencia a reaccionar demasiado - tal como pegarles a sus compañeros sólo porque se tropezaran con él - ya lo había hecho entrar en apuros varias veces. Su padres no sabían qué hacer. Los abuelos complacientes de Marcos les aseguraban que "Los niños serán niños. No se preocupen. Ya se le pasará con la edad." Pero no fue asi.
Lisa
Lisa, a los 17 años, aún se esmera por prestar atención y comportarse debidamente. Pero esto siempre le ha sido difícil. Todavía se averg?enza cuando se acuerda de aquella noche que sus padres la llevaron a un restaurante para festejar sus diez años. Se distrajo tanto por el cabello rojo brillante de la camarera que su padre tuvo que llamarla tres veces antes de que ella se díera cuenta de hacer su pedido. Entonces, sin intentar controlarse, dijo súbitamente, "?Tu teñido de pelo es espantoso!"
En la escuela primaria, Lisa era tranquila y servicial pero a menudo parecía estar soñando despierta. Era inteligente, sin embargo no podía mejorar sus notas, no importaba cuánto lo intentaba. Muchas veces, no pasaba sus exámenes. A pesar de que sabía la mayor parte de las respuestas, no podía concentrarse en el examen. Sus padres respondían a sus bajas notas quitándole privilegios y regañádola. "Simplemente eres haragana. Podrías sacarte mejores notas si sólo intentaras." Un día, después de que Lisa no pasó aún otro examen, la maestra la encontró llorando, "¿Qué es lo qué me pasa?"
Enrique
A pesar de que le encanta estar en su taller, Enrique tiene un monton de proyectos de carpintería sin terminar e ideas para proyectos nuevos que él sabía que nunca iba a completar. Su garage estaba tan apilado con madera que él y su esposa hacían chistes acerca de tener una venta de mercancías averiadas por incendio.
Todos los días Enrique enfrentaba la frustración real de no poder concentrarse lo suficiente como para poder completar una tarea. Fue despedido de su trabajo como empleado de almacén porque perdía inventario y llenaba los formularios descuidadamente. Con el pasar de los años, con el temor que podía estar volviéndose loco, vio varios psicoterapeutas y probó varios medicamentos, pero nada lo ayudó a concentrarse. Vio la misma falta de concentración en su hijo pequeño y se preocupó.
¿Cuáles Son los Síntomas del ADHD?
Las tres personas que acaba de conocer, Marcos, Lisa y Enrique, tienen un tipo de ADHD - Trastorno Hiperactivo de Déficit de Atención. El ADHD no es como un brazo quebrado o dolor de garganta. A diferencia de estos dos trastornos, el ADHD no tiene señales físicas claras que pueden ser observadas en una radiografía o prueba de laboratorio. El ADHD sólo puede ser identificado al buscar ciertos comportamientos característicos y (como en los casos de Marcos, Lisa y Enrique) estos comportamientos pueden variar según la persona. Los científicos aún no han identificado una causa única detrás de todos los esquemas de comportamiento diferentes - y puede ser que no encuentren una jamás. Sin embargo, algún día los científicos podrán descubrir que el ADHD es un término global para varios trastornos apenas diferentes entre sí.
Por el momento, el ADHD es un diagnóstico que se le aplica a niños y adultos que constantemente demuestran ciertos comportamientos característicos por un período de tiempo. Los comportamientos más comunes caen en tres categorías: falta de atención, hiperactividad, e impulsividad.
Falta de atención. Las personas que son desatentas tienen dificultad concentrándose en una sola cosa y se pueden aburrir con una tarea luego de sólo unos pocos minutos. Pueden prestar atención en forma automática y sin esfuerzo si se trata de actividades y cosas que les gustan. Pero el concentrar atención deliberada y consciente en organizar o completar una tarea o aprender algo nuevo les es difícil.
Por ejemplo, a Lisa le era angustiante hacer sus deberes. A menudo se olvidaba de planificar de antemano ya fuera anotando la tarea o trayendo los libros correctos a la casa. Y cuando trataba de trabajar, la mente se le iba a otras cosas. Como resultado de esto, casi nunca terminaba y su trabajo estaba llena de errores.
Hiperactividad. Las personas hiperactivas parecen estar siempre en movimiento. No pueden sentarse quietas. Al igual que Marcos, pueden precipitarse o hablar sin parar. El permanecer sentados quietos a lo largo de una tarea puede ser una tarea imposible. Los niños hiperactivos se retuercen en sus asientos o vagan por el cuarto. O pueden menear los pies, tocando todo o dando golpecitos con el lápiz. Los adolescentes y adultos hiperactivos pueden sentirse muy inquietos. Pueden tener azogue o, al igual que Enrique, pueden tratar de hacer varias cosas a la vez, rebotando de una actividad a la siguiente.
Impulsividad. Las personas que son demasiado impulsivas parecen ser incapaces de controlar sus reacciones inmediatas o de pensar antes de actuar. A raíz de esto, al igual que Lisa, pueden descolgarse con comentarios poco apropiados. O al igual que Marcos, pueden cruzar la calle corriendo sin mirar. Su impulsividad puede hacer que les sea difícil el esperar cosas que quieren o a esperar su turno durante juegos. Pueden sacarle un juguete a otro niño o pegarle cuando están alterados.
No toda persona que es demasiado hiperactiva, desatenta, o impulsiva tiene un trastorno de atención. Debido a que muchas personas dicen cosas que no quisieron decir, rebotan de una actividad a otra, o se vuelven desorganizadas u olvidadizas, ¿cómo pueden los especialistas determinar si el problema es ADHD?
Para evaluar si una persona tiene ADHD, los especialistas consideran varias preguntas críticas: ¿son éstos comportamientos excesivos, a largo plazo y penetrantes? Es decir, ¿ocurren más a menudo qué en otras personas de la misma edad? ¿Son un problema continuo y no sólo una respuesta a una situación temporaria? ¿Ocurren los comportamientos en varios marcos o en un lugar específico tal como el campo de recreo o la oficina? El esquema de comportamiento de la persona es comparado con un conjunto de criterios y características del trastorno. Estos criterios aparecen en el libro diagnóstico de referencia llamado Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales [Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders] (DSM).
Conforme al manual, hay tres esquemas de comportamiento que indican que existe ADHD. Las personas con ADHD pueden demostrar varias señales de ser hiperactivas e impulsivas. O pueden demostrar los tres tipos de comportamiento.
Conforme al DSM, las tres señales de falta de atención incluyen:
- distraerse fácilmente con imágenes y sonidos irrelevantes
- falta de atención a detalles y descuidos
- raramente seguir instrucciones con cuidado y por completo
- perder u olvidarse de cosas tales como juguetes, libros, y herramientas que se necesitan para una tarea
Algunas señales de hiperactividad son:
- sentirse inquieto, a menudo agitándose nerviosamente
- corriendo, trepando, o dejando el asiento en situaciones en las cuales se espera que uno permanezca sentado y se comporte con tranquilidad
- descolgarse con respuestas antes de terminar de escuchar la pregunta
- dificultad aguardando el turno
Debido a que todos demostramos este tipo de comportamiento a veces, el DSM contiene pautas muy específicas para determinar cuándo indican ADHD. Los comportamientos deben aparecer temprano en la vida, antes de los 7 años, y deben continuar por al menos 6 meses. Cuando se trata de niños, deben ser más frecuentes o severos que en otros de la misma edad. Y, sobre todo, los comportamientos deben crear una verdadera incapacidad en al menos dos áreas de la vida de una persona, tal como la escuela, el hogar, el trabajo, o marcos sociales. Entonces, alguien cuyo trabajo o amistades no están afectados por estos comportamientos no sería diagnosticado con ADHD. Tampoco lo sería un niño que parece ser demasiado activo en la escuela pero que funciona bien en otro lugar.
¿Pueden estos Síntomas Ser Producidos por cualquier otra Condición?
De hecho, muchas cosas pueden producir estos comportamientos. Cualquier cosa, desde miedo crónico hasta ataques leves, puede hacer que un niño parezca ser demasiado activo, peleador, impulsivo o distraido. Por ejemplo, un niño anteriormente servicial que se vuelve demasiado activo y fácilmente distraído después de la muerte de uno de sus padres está enfrentándose a un problema emocional, no ADHD. Una infección crónica del oído medio también puede hacer que un niño parezca distraído y no servicial. También lo puede hacer el vivir con miembros de la familia que son abusivos o adictos a drogas o al alcohol. ¿Puede usted imaginar a un niño concentrándose en una clase de matemática cuando su seguridad y bienestar están en peligro todos los días? Niños así están demostrando los efectos de otros problemas, no ADHD.
En otros niños, comportamientos semejantes al ADHD pueden ser la respuesta a una situación de derrota en el aula. Quizás el niño tenga una dificultad de aprendizaje y no está preparado para leer y escribir en el momento cuando éstos se enseñan. O quizás el trabajo sea demasiado difícil o demasiado fácil, lo cual lleva a que el niño se sienta frustrado o aburrido.
Tyrone y Mimi son dos ejemplos de cómo condiciones del aula pueden producir comportamientos que se parecen al ADHD. Durante meses, Tyrone gritaba las respuestas en la clase y luego se volvía destructivo cuando la maestra lo ignoraba. Verdaderamente parecía ser hiperactivo e impulsivo. Finalmente, luego de observarlo a Tyrone en otras situaciones, su maestra se dio cuenta de que él sólo buscaba aprobación por saber la respuesta correcta. Ella empezó a buscar oportunidades de llamarlo y elogiarlo. Gradualmente, Tyrone se volvió más calmado y más servicial.
Mimi, de cuarto grado, hacía ruidos fuertes durante los grupos de lectura y constantemente desbarataba la clase. Un día la maestra se dio cuenta de que el libro era demasiado difícil para Mimi. Las interrupciones de Mimi desaparecieron cuando se la puso en un grupo en el cual los libros eran más fáciles y donde Mimi podía participar exitosamente de la clase.
Al igual que Tyrone y Mimi, la atención y participación en la clase de algunos niños mejoran cuando la estructura de la clase y las lecciones son ajustadas un poco como para reunir sus necesidades emocionales, su nivel de instrucción, o su estilo de aprendizaje. A pesar de que algunos niños necesitan un poco de ayuda para permanecer encaminados en la escuela, probablemente no tienen ADHD.
También es importante darse cuenta de que durante ciertas etapas de desarrollo, la mayoría de los niños tienden a ser distraidos, hiperactivos o impulsivos -- pero no tienen ADHD. Los preescolares tienen mucha energía y corren adonde sea que van, pero esto no significa que son hiperactivos. Además, muchos adolescentes pasan por una etapa en la cual son desordenados, desorganizados y rechazan autoridad. Esto no significa que tienen un problema de por vida en cuanto a controlar sus impulsos.
El ADHD es un diagnosis serio que puede requerir tratamiento a largo plazo con asistencia psicológica y farmacológica. Por lo tanto, es importante que un médico busque primero y trate las muchas otras causas de estos comportamientos.